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Foto del escritorRaquel Plou

Niños con altas capacidades, ¿los grandes olvidados de la educación?

Actualizado: 11 ene 2019

“Muchas personas brillantes y creativas creen que no lo son porque aquello en lo que eran buenos no era valorado o incluso era estigmatizado en la escuela” – Ken Robinson


El concepto de “inteligencia” fue introducido al lenguaje cotidiano gracias a Cicerón. Sin embargo, el término fue olvidado hasta bien entrado el siglo XIX, cuando el filósofo Wundt definió la inteligencia como “el conjunto de capacidades que permite el pensamiento lógico”. Tras él, Gardner, Sternberg, Goleman y otros muchos estudiosos a lo largo del siglo XX se han encargado de formular distintas teorías sobre la inteligencia.


En 1905 el psicólogo y pedagogo francés Alfred Binet, en colaboración con Théodore Simon, diseñó el primer test de predicción del rendimiento escolar, comparando los resultados del niño cuya capacidad quería medir con los resultados medios de los niños de su edad. Su objetivo era identificar a los estudiantes que necesitaban apoyo extra con el fin de mejorar la educación.


Campana de Gauss. Fuente: Pixabay

Posteriormente, se propuso el término cociente intelectual para comparar la edad mental con la edad cronológica. La distribución de la puntuación del Cociente Intelectual (CI) en la población toma la forma de una campana de Gauss. La gran mayoría se encuentra en el medio, entre 90 y 110. Cuando nos alejamos hacia los extremos hay menos sujetos, por lo tanto, habría solo un 2% de personas con un CI a partir de 130, los superdotados, tal y como afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).



En la actualidad, el término de superdotación ha evolucionado desde los primeros estudios que lo asociaban meramente con un alto rendimiento académico y un elevado Cociente Intelectual. Ahora se habla de Altas Capacidades Intelectuales como un potencial a desarrollar, por eso, según la Asociación Española de Superdotados y con talento para niños, adolescentes y adultos (AEST) se valora el CI “como un indicador más, dando lugar a una evaluación multi-dimensional que tiene en cuenta otros indicadores cuantitativos y cualitativos como son la creatividad, el estilo de aprendizaje, el desarrollo evolutivo, y otras características propias de la alta capacidad”. Los estudios más recientes prefieren referirse a los niños de altas capacidades como aquellos que tienen una capacidad de aprendizaje muy superior y una forma de aprender radicalmente distinta, que los diferencia del resto de niños de su edad.

Además, la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (1983) marcó otro cambio en el concepto de las altas capacidades ya que define a estas personas como aquellas que, tras diversas pruebas realizadas por un experto, se muestran por encima del percentil 75 en todas las capacidades.


Según Jorge Gil, psicólogo y coordinador del centro Despierta en Zaragoza, “altas capacidades engloba a las personas con superdotación, pero también a las personas con talentos simples y complejos. Son palabros que no vienen más que a significar que una persona con superdotación es aquella que supera el percentil 75 según la ley de Aragón en todos los aspectos evaluados. Pero una persona que superara el percentil 95 tendría un talento simple en uno de los rasgos examinados (verbal, lógico-matemática, espacial, creatividad, memoria, etc.) y talentos complejos si superara el percentil 80 en tres áreas. También sería una persona con altas capacidades, pero no sería superdotada. Es simplemente un tema de etiquetas que queremos dar y las etiquetas tienen aspectos positivos y aspectos negativos”.

12 rasgos de los niños con altas capacidades. Fuente: Supercurioso de YouTube.


No existe una ley a nivel estatal que regule el percentil que deberían superar las personas con altas capacidades. No hay una manera común de medir y tratar las altas capacidades. Cada comunidad autónoma tiene su propio sistema de identificación y sus propias medidas educativas. Gil afirma que “en Aragón es bastante admisiva. En otras comunidades hay otros requisitos que a lo mejor son más restrictivos. Depende un poco en cada comunidad de los autores de referencia que han escogido o la persona que ha hecho la ley”. Por lo tanto, en Andalucía o Aragón, se considera superdotada la persona que supera el percentil 75, mientras que, en la Comunidad de Madrid tendrían que superar el percentil 98. Esto supone un gran problema para todas aquellas familias que tienen que cambiar de comunidad autónoma, ya que se ven obligadas a empezar el proceso de identificación desde cero. En el caso de Ceuta y Melilla ni siquiera se ha establecido una definición al respecto.

Tampoco existe un test de identificación común, sino que cada psicólogo u orientador puede seguir su propio criterio a la hora de elegir el test de inteligencia con el que se va a evaluar a los niños. TIDI, RIAS, EFAI… Aunque el más común es el test WISC, entre 6 y 16 años, que sigue la escala elaborada por el psicólogo David Wechsler en 1949. Este test se basa en un enfoque de inteligencia global, con pruebas que evalúan distintas capacidades y habilidades cuyos resultados al final se suman para obtener el cociente de inteligencia del niño. “Lo que medimos con este test es el nivel de vocabulario que tienen, el nivel emocional, el autoconcepto del niño… es una evaluación bastante completa. Hacemos también una evaluación de la creatividad tanto a nivel artístico como a nivel más instrumental para conseguir soluciones novedosas a los problemas del día a día”, asegura Gil.

Aunque desde los dos años y medio ya existen herramientas para medir la inteligencia de un niño, Mercedes Puyuelo, psicóloga, pedagoga, y profesora de la Universidad de Zaragoza, asegura que es mejor realizar el test cuando son más mayores: “Un niño de tres años ya puede destacar, un niño que ha aprendido a leer solo, o, por ejemplo, un niño que enseguida se sepa comunicar con otra persona… son indicadores pequeñitos que ya están diciendo que a ese niño le pasa algo. El desarrollo son todo neuronas, entonces cuanta más sinapsis, cuanta más unión de las neuronas, más se desarrolla su inteligencia, la van desarrollando poco a poco. Estos niños van mucho más rápidos, tienen muchísimo interés, intentan investigar mucho… Sin embargo, yo, como orientadora, no haría una relación con las altas capacidades cuando es pequeñito, yo dejaría que funcionaran sus neuronas, que siguiera y ya haría el test cuando tuviera siete u ocho años. Además, cuando empiezan primaria ya estás viendo mucha diferencia”.


Niño estudiando. Fuente: Pixabay.

Sin embargo, el sistema educativo parece no estar todavía preparado para ayudar a los niños con altas capacidades. “Primero porque no están diagnosticados. Entonces en algunas comunidades autónomas están mucho más trabajadas y están intentando dar muchas más posibilidades y, en Aragón, salió el programa de desarrollo de capacidades y los centros dijeron “yo cojo este programa o no lo cojo” y cada uno le dijo a educación si estaba de acuerdo y entonces lo aprobaron o no. En cada colegio lo dan como les apetece, no existe ninguna uniformidad, entonces con esto pensaron que a lo mejor podrían hacer algo con estos niños, pero algo que es ínfimo, pequeñísimo”, explica Puyuelo.


Actualmente en Aragón hay 852 niños con altas capacidades. Según el Informe sobre la educación de los superdotados y altas capacidades en España, en el curso 2016-2017 solo fueron identificados un 0,08% de alumnos aragoneses, estando a la cola en el ranking de comunidades autónomas, solo por encima de Cataluña, Ceuta y Melilla cuando, según la ley establecida en esta comunidad, debería haber un 10% de niños identificados. Según Puyuelo, hay mucha reticencia a hacer diagnósticos. Es un poco como lo que pasó con la educación especial al principio. Hasta que pensaron y vieron lo que había que hacer con los niños con discapacidad tardaron muchísimos años. Y en esto ha pasado lo mismo. Claro, el padre va a preocupar a la profesora, la profesora dice “da igual, tú tranquilo” y en vez de llevarlo al orientador para que lo estudie no lo hace, ¿por qué no lo hace? Seguramente porque tenga que espabilar y hacer actuaciones curriculares, flexibilización, un montón de cosas y, a lo mejor, con 25 niños o los que sea que tenga en la clase, no puede. Entonces claro, aquí tenemos un problema”. Desde el centro Despierta, Gil apunta que “no se le ha dado importancia. Educación, sobre todo, en estos años de la crisis ha tenido los recursos muy recortados, muy restringidos, entonces siempre creo que se ha intentado ayudar o primar a los que estaban un poquito por debajo más que los que estaban por arriba, cuando es cierto que también necesitan un apoyo y una ayuda. Diferente, pero también lo requieren”.

Esta realidad fue la que se encontró Beatriz Urriés cuando quiso comprobar si sus hijos tenían altas capacidades. Tuvo que acudir a la Asociación Aragonesa de Altas Capacidades, Sin Límites a hacerles el test puesto que en el colegio no encontró ningún tipo de apoyo educativo: “Tienes que ir a alguien externo a que te saque de dudas, llevas ese informe al colegio, aun así, ellos te dicen que piensan que no y, si consigues ya, yendo a inspección, que pase por la orientadora y te hagan el informe, luego no trabajan con él en clase, aunque tengas el informe. Eso es Aragón y las altas capacidades. Yo en el centro en el que está mi hijo se lo dije un día al equipo directivo y a los tutores, les dije “es que yo creo que se os olvida que no es una lucha contra mí, es que estáis hablando de un niño”, es que no lo entiendo”.


Su hijo Alejandro, de 11 años, ha tenido problemas en el colegio. En 3º de primaria consiguió que le dieran ampliaciones de sociales y de matemáticas -estudió las de 4º y en 4º las de 5º-. Pero cuando llegó a 5º de primaria esas notas no constaban en su expediente y tuvo que volver a repetir la asignatura. “Cuando hizo las mates de 4º y de 5º la profesora no le explicó nada, le dejó el libro entero y él por su cuenta lo hacía. Si es que no tienes que hacer nada con él, en este caso. Qué más te da, es que son ganas de torturar. A mí no me entra en la cabeza”. Urriés ha solicitado un salto de curso porque su propio hijo se lo ha pedido, pero nunca ha llegado a conseguirlo: “Esto no es cuestión de público, ni privado, ni concertado, depende del centro y de lo que quiera hacer. Hay algunos que funcionan muy bien con las altas capacidades y otros que muy mal”.


El psicólogo Gil cree que a estos niños les beneficia más permanecer en su grupo de referencia y relacionarse con niños de su edad, aunque siempre con una ayuda extra: “Se puede modificar el currículo para que a ellos les resulte un reto, que no sea algo muy fácil. En el crecimiento curricular, normalmente de forma lateral, no introduces cosas que van a tener que dar en el nuevo curso, sino que les aumentas la dificultad de las tareas o se las enriqueces, o les permites tutorizar a otros alumnos, que también vienen muy bien las tutorías entre iguales”. En cambio, la orientadora Mercedes Puyuelo piensa que “no se puede generalizar. Se trata de darle a cada niño lo que realmente necesita. A lo mejor ese niño solo necesita adelantar, por ejemplo, en matemáticas, y luego volver a su clase inicial porque es que, si no, biológicamente no son las mismas necesidades las que tienen uno y otro. De cabeza sí, pero de biología no. Lo que sí que es verdad es que a ese niño o le respondes educativamente a sus necesidades o desenchufa y se convierte en fracaso escolar, porque pasa. Entonces no hay derecho, yo creo que la sociedad no nos podemos permitir eso, porque estos niños serían los líderes, los que nos darían un montón de cosas de lo que tienen, entonces los estamos frustrando, los estamos inhibiendo, dejándolos en un rincón como si fueran nefastos y al revés, son los mejores”.


Niña pintando. Fuente: Pixabay.

No todos son como Lisa Simpson, no todos siguen el estereotipo de “empollón” que la sociedad ha impuesto sobre los superdotados, ni todos tienen un alto rendimiento académico. De hecho, un 50% de los superdotados abandonan la escuela por fracaso escolar y, muchos de ellos, también sufren bullying. “Estos chicos o se camuflan, no sobresalen, o se comportan mal porque se aburren y, al fin y al cabo, emocionalmente no se han desarrollado, no saben autocontrolarse, con lo cual, un chico aburrido pues qué hace… da mal. También algo muy frecuente que nos encontramos es que en la época de la escuela primaria estos chicos no necesitan estudiar para aprobar, pueden sacar unos resultados excelentes sin tocar un libro. Pero cuando llegan al instituto, que hay un salto de dificultad, tanto en cantidad de contenido como en la complejidad de este, las notas ya pasan de ser sobresalientes a bienes y en 2º o en 3º de ESO es donde ya empiezan los suspensos en las evaluaciones. Siempre había sacado buenas notas sin esforzarse demasiado, y ese era el problema, que evidentemente no había adquirido un hábito de estudio porque no lo necesitaba. Luego hay otros que no, que serpentean en medio de la sociedad y pasan desapercibidos, esos son los más complicados de detectar. Hay historias de mucha incomprensión, de relaciones un poco infructuosas en las familias… y eso es muy triste”, explica el coordinador del centro Despierta.


Frente a esta situación, existen asociaciones que llevan a cabo tareas para formar tanto al profesorado como a los padres, brindarles apoyo y tranquilidad y crear esa adaptación curricular y esas herramientas que no pueden encontrar en el colegio. En cada comunidad autónoma existe, como mínimo, una asociación especializada en altas capacidades. Aragón cuenta con dos centros: el centro Despierta y la Asociación Sin Límites.


Gil explica las actividades que realizan en el centro Despierta: Hacemos clases grupales de enriquecimiento extracurricular, que lo que trabajamos son todas las competencias laterales: atención, memoria, capacidad de estar sentado y trabajar un rato en la mesa, inteligencia emocional, habilidades sociales, trabajo en grupo, técnicas de resoluciones de problemas. Y son actividades de lo más variado. Puedes encontrarte actividades de lógica matemática, problemas de diseño de espacio de interiores, composición de poesías o de historias, etc. Si es individual lo que hacemos es diseñar un plan de trabajo donde aprenden a buscar información, aprenden a contrastarla, profundizan en sus intereses. Me acuerdo un chico al que le gustaba mucho caminar y el campo, entonces hicimos un proyecto muy bonito con una serie de mapas de los caminos de la comarca. Era de un pueblo de Huesca y todos los fines de semana se iba con sus padres a hacer un camino y después dibujaban el camino con los planos… bueno, con esto descubrió la topografía y todo el tema de los mapas y ahora me consta que debe de tener dibujados mapas de medio mundo". Así, descubren nuevos campos que les interesan y, sin tener que ir por delante de sus compañeros o avanzar en contenidos, para no pisar el trabajo del colegio, aprenden nuevas habilidades, nuevas competencias que les van a servir de cara al futuro.


Instalaciones del centro Despierta y su coordinador en Zaragoza, Jorge Gil. Fuente: Raquel Plou.


En Sin Límites, también realizan actividades muy diversas, como explica Urriés: “Las actividades que realizamos con los niños son desde robótica a historias con lego o crear un final alternativo a una película de Star Wars. También juegos de lógica que en el colegio no hacen o las habitaciones estas de escape. Hay otros que son más de repostería o de manualidades, de espías, de arqueología, etc. En estas actividades se busca siempre gente muy especializada, profesores de la universidad, porque tienen que dar respuestas. El tema de estos niños es también que cuando les interesa un tema no tienen fin, entonces a lo mejor a uno le da por estudiar el cuerpo humano, pero normalmente no le da por estudiar todo el cuerpo humano en global, sino que a lo mejor hay un área determinada que les llama la atención y entonces la desarrollan tanto que de repente te hacen una pregunta que dices «pero, ¿cómo has llegado a esa pregunta?»”.


El fin último, tanto de padres como de asociaciones, es conseguir la felicidad y el bienestar de estos niños. Por lo tanto, seguirán luchando por concienciar a la sociedad, por desmontar los estereotipos y conseguir una educación igualitaria que atienda a estos niños con altas capacidades. “Yo creo que tenemos que pensar que son niños normales, pero con unas capacidades muy grandes y que esas capacidades no se pueden tirar a la basura”, asegura Puyuelo.



Realizado por: Raquel Plou

Editado por: Irene Ibáñez y Loli Luzón

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