Con una mochila en la espalda y piedras en las manos comenzaba su intervención Carmen Fernández, Vicepresidenta de la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, en las I Jornadas Internacionales Feministas CTXT de Zaragoza.
Auditorio de Zaragoza. 8 de noviembre, 2018.
Cada piedra que añade Carmen a su mochila es un prejuicio, un estereotipo más con el que cargan cada día las personas gitanas. "Si a día de hoy yo no hablo caló, no es responsabilidad solo mía, es que durante 600 años se ha culpabilizado a mi pueblo diciendo que no se quiere integrar, que no quieren trabajar, que no quieren ir al colegio, que no quieren disfrutar de los privilegios que disfruta el resto de la sociedad", exclama Fernández agitando una piedra en el puño antes de meterla en su mochila.
"1749, la gran redada, se apresaron a todos los gitanos del reino e incluso a los que parecían ser gitanos. Se separa a hombres y mujeres con el objetivo de que no nacieran más niños gitanos, porque cuando nace un niño gitano, es un problema social. Y esto ha repercutido en el presente porque todas las políticas de igualdad, de género, de vivienda, de empleo… se basan en que somos un problema social". Carmen añade un peso más a su carga, otro lastre que la comunidad gitana arrastra en España desde hace más de 200 años.
"En 1499 se ordena la exclusión de todos los gitanos. El pueblo romaní somos los gitanos refugiados, los eternos expulsados. No es una expulsión territorial, es una expulsión que continúa en la actualidad, en determinados barrios, en los colegios, es una exclusión que vivimos día a día". Carmen camina por el escenario, tranquila. En su voz se distingue la rabia que también sostiene sobre sus hombros como una piedra más que pesa sobre su pueblo.
"Ley de vagos y maleantes, hace 40 años se vigiló escrupulosamente a los gitanos. Se comprobó fehacientemente que sus pertenencias eran suyas. Si una persona gitana vive acomodada es sospechosa. Si una persona gitana entra en un centro comercial ya es sospechosa, somos sospechosos, somos culpables. Esa ley no se ha roto, esa ley está transformada en juicios, en estereotipos". El público escucha atentamente a Carmen. La inmensa mayoría no han tenido que soportar nunca esa persecución, esa exclusión social o esos atentados contra sus derechos. Han nacido en la sociedad mayoritaria, en una cultura aceptada, en la cultura occidental.
La inmensa mayoría de la audiencia son mujeres que han acudido a estas jornadas como un acto más de lucha contra el machismo, para escuchar a otras mujeres narrando su experiencia, su punto de vista, para hablar sobre feminismo. Carmen Fernández es gitana y es mujer, y como mujer se enfrenta "cada día a un heteropatriarcado, pero encima a un heteropatriarcado racista".
Fernández también ha venido a estas jornadas a hablar de feminismo y de la lucha por los derechos de la mujer. Todas cargamos con una mochila con piedras pesadas como la diferencia salarial, los asesinatos, las violaciones, la discriminación... Pero Carmen explica en su discurso que su mochila no es como las nuestras, "porque mientras unas están conquistando el derecho a la educación, a la sanidad, otras están empezando a sobrevivir. Esa conquista de derechos no se ha hecho para todas, porque éramos invisibles. Nosotras aquí queremos reivindicar igualdad de oportunidades, y para tener igualdad de oportunidades necesitamos igualdad de condiciones".
Carmen ya tiene su mochila llena de piedras, llena de estereotipos, de estigmas y prejuicios. Invita a un hombre del público a subir con ella a la plataforma desde la que se dirige al auditorio. Ambos sujetan ahora el bulto pesado, esa lacra impuesta por la sociedad. "Soy mujer y soy gitana", exclama Fernández. "Soy hombre y soy payo", continúa a su vez el recién invitado. Tras una pausa, ambos unen sus voces para alzarse al unísono: "¡Somos iguales!". Dejan caer la mochila y el auditorio se pone en pie entre aplausos y vítores.
Carmen Fernández desde la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, ha querido hacer visible esa carga que continúa persiguiendo a día de hoy a la mujer gitana. Ha querido reivindicar la igualdad de condiciones, la igualdad de oportunidades, tanto entre hombres y mujeres, como en la propia lucha feminista. La mujer gitana se enfrenta en la actualidad al machismo por ser mujer y al racismo por ser gitana, y como sentenciaba Fernández en su discurso, "si no tenéis en cuenta esto las feministas, no estamos en la misma lucha".
Realizado por: Irene Ibáñez
Editado por: Candela Canales y Claudia Gota
Comments