El filósofo griego Sófocles decía que “una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre”. Aquí los medios de comunicación juegan un papel fundamental a la hora de determinar la comprensión y la perspectiva pública sobre los temas que deciden poner el foco. Este debate no es algo nuevo. A lo largo de los años, se ha hablado de la importancia de los medios en la creación y el mantenimiento de estereotipos y prejuicios debido a cómo se presenta la información. Es por ello que también se convierten en estigmatizadores que influyen en la sociedad porque establecen la agenda y definen una serie de marcos con los que pretenden favorecer una determinada interpretación de los hechos que relatan.
Analizando diarios informativos digitales a la hora de tratar estas noticias, encontramos que, en la mayoría de los casos, la suelen representar de una manera imprecisa y negativa. Estas noticias suelen aparecer en la sección de sucesos, estableciendo una relación entre actos antisociales y la enfermedad mental, la cual se destaca en los titulares. Desde su posición de psicóloga, Paola Pérez afirma que generalizar es difícil pero la manera de informar sobre la salud mental es un poco sensacionalista, “leía una noticia de un psicótico mata en el clínico a un enfermo de su planta, pues ya todos pensamos que los psicóticos bueno, cuidado que van matando por ahí entonces en un titular muy sensacionalista". En su guía de estilo, FEAFES (Confederación de Salud Mental España) también destaca que normalmente “se les asigna casi siempre el papel de trastornados que son temidos, rehuidos, rechazados, causantes de vergüenza y castigados” lo que suma estigma. El lenguaje juega un papel fundamental en estos casos, ASAPME (Asociación Pro Salud Mental) advierte que hay que saber diferenciar los términos porque “una persona con enfermedad no es perturbado y un hospital psiquiátrico no es un manicomio”.
Loco desata una carnicería humana, es una noticia en la que el lenguaje contribuye a perpetuar el mito de que todas las personas que padecen una enfermedad mental, son violentas. El “maníaco del martillo” se niega a declarar ante el juez de Moscú, otra noticia incorrecta porque según FEAFES, “llamar maníaco a alguien contribuye al miedo y añade prejuicios sobre que las personas con enfermedad mental son peligrosas e impredecibles”. Pero titulares como “Mata a cuchilladas a dos familiares y hiere a otro al sufrir un brote psicótico” o "¿Enfermos mentales y presos para siempre?” abundan a los medios creando estereotipos y prejuicios. ASAPME recalca que esta opinión es errónea, “la realidad es que la proporción de personas con enfermedad mental que cometen actos violentos es similar a la de la población general e incluso, en el caso de que los comentan, la enfermedad no tiene por qué ser la causa.
Las entrevistas a personajes públicos que sufrían o habían sufrido alguna de estas patologías parecía en principio una nueva manera de dar visibilidad a la salud mental. Sin embargo, podemos observar una tendencia de titulares sensacionalistas. En una entrevista en el programa Salvados de Jordi Évole, el futbolista Andrés Iniesta reconoció que había sufrido una depresión. Periódicos nacionales e internacionales destacan solo su enfermedad de toda la extensión de la entrevista y además en titulares como estos se compara a un infierno.
La actriz Laura Carmine también ha sido fruto de titulares sensacionalistas como el de un periódico digital de México donde se agrava la situación de ansiedad por el que parecía estar viviendo la artista. Definitivamente logra llamar la atención y hace que visitemos la página, pero el lenguaje y el uso de exclamaciones pone de manifiesto las carencias para entender la gravedad y seriedad de una enfermedad como la ansiedad.
Es frecuente encontrar noticias que no hacen referencia directa a la salud mental. Buscando diversas patologías como “depresión”, “ansiedad”, “psicosis” o “esquizofrenia”, encontramos muchos titulares asociados a estas enfermedades pero que nada tiene que ver con ellos. Es frecuente encontrarlos en artículos de opinión o en sección de deportes y cultura (donde la línea divisoria entre información y opinión no es tan precisa). Tras los atentados contra la revista satírica Charlie Hebdo en París o los atentados de noviembre de 2015 en varios puntos de la capital francesa, los diarios hicieron referencia a la «psicosis terrorista», donde usan la palabra “psicosis” como sinónimo de pánico.
Otros ejemplos como Psicosis por desaparición de menor que se utiliza para hablar de situación que se creó en torno a este hecho en México. Una situación preocupante y alarmante desde luego, pero es exagerado utilizar este término. En política también observamos formas incorrectas de titular como Esquizofrenia en el PDeCAT: Campuzano condena el ataque a la casa de Llarena, pero Torra invitó a los CDR a “apretar donde se utiliza esta enfermedad como sinónimo de caos para explicar la crisis del partido. En revistas de moda o cultura a menudo encontramos titulares como 30 años y 1001 peinados: la esquizofrenia capilar de Blanca Suárez, un mal uso de la palabra para hablar simplemente de los cambios de peinados de la actriz.
Sorprendentemente o no, los más abundantes se encuentran en el mundo deportivo, en concreto del fútbol. Así, encontramos comparaciones como “el fútbol es como una maravillosa esquizofrenia” y titulares como El Cartagena se da un festín ante un Ibiza en Depresión” o “Crisis de ansiedad del Athletic Club, todos ellos utilizados para expresar un mal partido o temporada. Estas informaciones no solo no reflejan la realidad, sino que el problema reside en banalizar la enfermedad y la situación de una persona que sufre una enfermedad mental con otra situación cotidiana. Los psicólogos advierten que el uso inapropiado y peyorativo de estos términos hace que las personas que padecen estos trastornos puedan sentirse ultrajadas, a la vez que perjudica su imagen social.
Pero a pesar de esta imagen negativa generalizada que se suele dar de las enfermedades mentales, observamos que también es un tema que es mucho más común de ver ya que antes se veía ocasionalmente por el Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre) o en la sección de sucesos. Ahora, parece al menos a simple vista, que es una parte que se incluye en la agenda mediática. Medios generalistas como El País, El Mundo o ABC incluyen en su versión web un apartado dedicado a la salud mental.
También podemos apreciar una ligera mejora en el tratamiento de la salud mental en parte gracias a diversos organismos como ASAPME O FEAFES que han creado herramientas como Lexicon o guías de estilo de las asociaciones que cumplen un papel fundamental según los psicólogos porque “ la palabra es muy importante y puede mejorar o empeorar la situación según si se utiliza adecuadamente o no. Los medios de comunicación son un altavoz muy grande, de todo entonces en este sentido ellos pueden hacer una gran labor por normalizar, por dar información correcta y por ayudar a estos enfermos a ser vistos con normalidad” escribe FEAFES. Periodistas que según Carlos Gurpegui, deberían conocer bien el terreno que analizan y prescriben. “Es un testigo y un proconsumidor también en escenarios digitales. Tan importante es cubrir realidades sanitarias, casos de enfermedad, etc. cómo empoderar a la ciudadanía desde la promoción de la salud y lo que ésta necesita saber para tomar sus decisiones, además de aportar siempre al lector un valor añadido al que el periodista está llamado: ofrecer una lectura lo más positiva posible ante casos y situaciones. Esto no omite críticas, gestión de situaciones de crisis, etc.”, declara.
Esta responsabilidad del comunicador se puede ver en algunas informaciones como reportajes donde priman los casos, entrevistas a especialistas en el tema como el profesor de psiquiatría Stephen Stahl, logros de asociaciones y creación de proyectos, declaraciones de personalidades o grupos de música como Imagine Dragons que dedican mensajes positivos en sus conciertos. También hay noticias en las que se alerta sobre los datos y logros de asociaciones lo que para algunos como Gurpegui opinan que puede reducir el análisis. Paola Pérez opina que “eso ayuda a dar visibilidad a una realidad. Ya no sé si los números han ido en aumento o si es que ahora se hacen más estadísticas, pero yo creo que todo eso ayuda a dar visibilidad y a pensar que respecto al enfermo y a sus familiares que no están solos”.
En su libro de estilo FEAFES recalca que por otra parte, “las informaciones positivas tienden a un modelo paternalista, que resalta las carencias y las necesidades, pasando por alto las capacidades de la persona. Inciden en que "muy rara vez la enfermedad mental se muestra como una circunstancia más de la persona, quien se define también según la edad, el empleo, las relaciones sociales, el estilo de vida, etc.”.
Los medios deben representar la realidad del modo más ajustado posible. Para Carlos Gurpegui una manera de contar estas historias es con respeto y equidad. “Su historia de vida es también la nuestra. A veces el puzle se completa con la voz de los familiares, y también de los sociosanitarios que acompañan y acogen estos procesos. Se trata de un camino compartido, donde la ayuda y los referentes no sobran y son muy importantes para contextualizar mejor estas cuestiones”, incide el periodista. Manuel Bueno, psicólogo y educador social también incide en la idea de informar de otra manera, “hay necesidad de hacer una comunicación responsable que ayude a superar los estigmas y las atribuciones arbitrarias que contribuyen a discriminar a las personas. Todos debemos cuidar la salud mental, la nuestra y la de las personas con las que nos relacionamos cada día” concluye.
Sin duda, una labor informativa y educativa que tiene que mejorar tanto por parte de los medios como empresas como por parte del periodista.
Realizado por: Madalina Panti
Editado por: Irene Ibáñez y Loli Luzón
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